EXPOSICIONES 2024
Sobre el autor
Majdi Fathi Suleiman Qraiqea nació en Gaza, trabajando desde hace décadas con el objetivo de mostrar la belleza y la realidad de su ciudad natal. En la actualidad es freelance en Nurphoto, aunque antes trabajó para diversas agencias de comunicación, entre ellas Apollo. Experto en realización e iluminación, es también profesor de fotografía.
Ha cubierto la guerra en Gaza desde el 2008, exponiendo su trabajo dentro y fuera de Palestina (Líbano, Jordania, Malasia, Italia, Francia y ahora en España). Desde el 7 de octubre pasado ha documentado al minuto la destrucción y devastación de la Franja bajo los bombardeos y el asedio israelí.
Ha obtenido, entre otros, el Premio de la Agencia Anadolu de Turquía 2012,el Sharjah de Imagen Árabe 2014, el Premio Press House 2019 y el Premio de la Universidad Dar Al Kalima Premio Karima Abboud de Fotografía 2021.
Facebook: @majdi.fathi.5
Instagram: @majdi_fathi
Majdi Fathi
Majdi Fathi
Sobre el autor
Majdi Fathi Suleiman Qraiqea nació en Gaza, trabajando desde hace décadas con el objetivo de mostrar la belleza y la realidad de su ciudad natal. En la actualidad es freelance en Nurphoto, aunque antes trabajó para diversas agencias de comunicación, entre ellas Apollo. Experto en realización e iluminación, es también profesor de fotografía.
Ha cubierto la guerra en Gaza desde el 2008, exponiendo su trabajo dentro y fuera de Palestina (Líbano, Jordania, Malasia, Italia, Francia y ahora en España). Desde el 7 de octubre pasado ha documentado al minuto la destrucción y devastación de la Franja bajo los bombardeos y el asedio israelí.
Ha obtenido, entre otros, el Premio de la Agencia Anadolu de Turquía 2012,el Sharjah de Imagen Árabe 2014, el Premio Press House 2019 y el Premio de la Universidad Dar Al Kalima Premio Karima Abboud de Fotografía 2021.
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Ana Palacios
NIÑOS ESCLAVOS. LA PUERTA DE ATRÁS
¿Qué sucede después de que un niño haya escapado de la esclavitud?
¿Cómo se reconstruye una infancia rota?
Miles de menores son traficados anualmente en África subsahariana, vendidos por unos pocos euros y falsas promesas de una vida mejor, que se traduce en una situación de esclavitud, sometidos a maltrato físico y psicológico, alejados durante años de sus lugares de origen y familiares. La causa principal de esta lacra hunde sus raíces en la extrema pobreza y en la normalización de estos comportamientos por desconocimiento de los derechos del niño.
Este proyecto, llevado a cabo en centros de acogida de Mensajeros de la Paz, Misiones Salesianas y las Carmelitas Vedruna en Togo, Benin y Gabón durante 3 años, documenta cómo es la devolución a la sociedad de un niño esclavo en el siglo XXl. Nos muestra que existe una “puerta de atrás” que encuentran, abren y atraviesan con éxito algunos de esos miles de niños esclavos en África Subsahariana, la región con mayor incidencia de explotación infantil del planeta, donde uno de cada cuatro niños vive bajo alguna forma de esclavitud.
Sobre la autora
Ana Palacios es periodista y fotógrafa documental especializada en comunicación integral de proyectos con impacto social vinculados al tercer sector.
Tras más de quince años trabajando en la producción de cine americano cambia radicalmente su vida y emprende el camino del documentalismo vinculado a los Derechos Humanos, del territorio y de los animales. Documenta en profundidad proyectos de cooperación al desarrollo impulsados por fundaciones y ONG con un enfoque de “periodismo de soluciones”.
Su obra ha sido premiada, publicada y expuesta en los cinco continentes. Es mentora del Canon Europe Student Programme, miembro del jurado de premios internacionales de fotografía y es docente en escuelas y universidades europeas. Ha publicado tres libros y ha dirigido un documental sobre esclavitud infantil disponible en Filmin.
Facebook: @AnaPalaciosPhotographer
Instagram: @anapalaciosphoto
X: @apalaciosrubio
Infancia pausada
Estas fotos no documentan a afganos cruzando campos, ciudades ni mares. Ni las contingencias que atraviesan en los lugares donde comienza la reconstrucción de sus vidas. Este trabajo intenta, por el contrario, retratar la cotidianidad de una población que resiste en su propio territorio, a dos años de la toma del poder por parte de los talibanes.
Chicas adolescentes que tienen prohibido estudiar —y que ya ni protestan por miedo a represalias gubernamentales—, adultas que cada día tienen más restringido el derecho al trabajo; todo en medio de una crisis económica brutal que empuja a miles a emprender el tortuoso viaje migratorio buscando refugio en países vecinos o en Europa.
Fueron tomadas con una cámara minutera, allí llamada kamra-e-faoree, un dispositivo muy popular en todo el mundo en los 60, 70 y 80, pero que en el país persa se siguió usando hasta principios de los 2000. Fue en ese tiempo, caminando por las calles de Kabul como corresponsal de la agencia Associated Press, cuando encontré a los fotógrafos callejeros realizando retratos con este trasto a quienes precisaban fotos carné al instante para trámites burocráticos. Ellos me enseñaron a usar la cámara y me transmitieron el cariño que sentían por un oficio completamente artesanal.
El objetivo de esta muestra es volver a sensibilizar a ese público global que durante décadas puso el ojo en Afganistán, un país que actualmente pareciera haber desaparecido de la agenda mundial.
Sobre el autor
Rodrigo Abd nació en Buenos Aires en 1976. Su carrera como fotógrafo comenzó en los periódicos La Razón y La Nación, entre el 99 y 2003. Desde 2003 es fotógrafo de la agencia “Associated Press”(AP). Hasta el 2012, y con excepción del 2006 que se estableció por un año en Kabul, Afganistán, su sede fue Guatemala. Entre 2012 y 2020 residió en Lima, Perú. Desde 2021 reside en Buenos Aires, cubriendo, como en toda su carrera, conflictos sociales en todo el mundo.
Junto con un equipo de fotógrafos de AP, fueron ganadores del Premio Pulitzer 2013 por su trabajo en la guerra civil en Siria y también en 2023 por la cobertura de la guerra en Ucrania. Entre otros premios individuales se destacan el World Press Photo en 2013, el prestigioso premio Maria Moors Cabot de Columbia University, por su excelencia en la cobertura en Latinomérica y el Caribe en 2016, y en 2022 el premio GABO por su cobertura de la guerra en Ucrania.
Instagram: @abdrodrigo
Rodrigo Abd
Rodrigo Abd
Infancia pausada
Estas fotos no documentan a afganos cruzando campos, ciudades ni mares. Ni las contingencias que atraviesan en los lugares donde comienza la reconstrucción de sus vidas. Este trabajo intenta, por el contrario, retratar la cotidianidad de una población que resiste en su propio territorio, a dos años de la toma del poder por parte de los talibanes.
Chicas adolescentes que tienen prohibido estudiar —y que ya ni protestan por miedo a represalias gubernamentales—, adultas que cada día tienen más restringido el derecho al trabajo; todo en medio de una crisis económica brutal que empuja a miles a emprender el tortuoso viaje migratorio buscando refugio en países vecinos o en Europa.
Fueron tomadas con una cámara minutera, allí llamada kamra-e-faoree, un dispositivo muy popular en todo el mundo en los 60, 70 y 80, pero que en el país persa se siguió usando hasta principios de los 2000. Fue en ese tiempo, caminando por las calles de Kabul como corresponsal de la agencia Associated Press, cuando encontré a los fotógrafos callejeros realizando retratos con este trasto a quienes precisaban fotos carné al instante para trámites burocráticos. Ellos me enseñaron a usar la cámara y me transmitieron el cariño que sentían por un oficio completamente artesanal.
El objetivo de esta muestra es volver a sensibilizar a ese público global que durante décadas puso el ojo en Afganistán, un país que actualmente pareciera haber desaparecido de la agenda mundial.
Sobre el autor
Rodrigo Abd nació en Buenos Aires en 1976. Su carrera como fotógrafo comenzó en los periódicos La Razón y La Nación, entre el 99 y 2003. Desde 2003 es fotógrafo de la agencia “Associated Press”(AP). Hasta el 2012, y con excepción del 2006 que se estableció por un año en Kabul, Afganistán, su sede fue Guatemala. Entre 2012 y 2020 residió en Lima, Perú. Desde 2021 reside en Buenos Aires, cubriendo, como en toda su carrera, conflictos sociales en todo el mundo.
Junto con un equipo de fotógrafos de AP, fueron ganadores del Premio Pulitzer 2013 por su trabajo en la guerra civil en Siria y también en 2023 por la cobertura de la guerra en Ucrania. Entre otros premios individuales se destacan el World Press Photo en 2013, el prestigioso premio Maria Moors Cabot de Columbia University, por su excelencia en la cobertura en Latinomérica y el Caribe en 2016, y en 2022 el premio GABO por su cobertura de la guerra en Ucrania.
Instagram: @abdrodrigo
Marta Moreiras
Más fuerte que el estigma
En Guinea Bissau, el 70% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. La inestabilidad política permanente y la escasez de recursos en el país tienen un impacto catastrófico en la educación y la infancia. Algunos indicadores son alarmantes: el 5% de los niños mueren antes de cumplir 5 años y solo uno de cada dos terminará la primaria.
Ser niño en Guinea Bissau es una carrera llena de obstáculos. La situación es todavía más compleja para los menores con diversidad funcional. El 16% de los niños de entre 5 y 17 años tienen algún tipo de discapacidad y viven con un gran estigma. La creencia de que no son seres humanos, sino una encarnación del diablo, está socialmente extendida. La superstición y el miedo hacen que sean abandonados por sus familias o incluso sacrificados, especialmente en las zonas rurales del país.
El acceso a la salud, la educación, la asistencia social y otros servicios básicos es extremadamente limitado. En este contexto, asociaciones de la sociedad civil y ONG’s trabajan para promover los derechos de las personas con diversidad funcional y combatir el estigma y la discriminación.
Más allá de las estadísticas, las personas con discapacidad son uno de los colectivos más vulnerables que existen en el mundo. Más fuerte que el estigma documenta la realidad que viven los niños y niñas con diversidad funcional en Guinea Bissau que, si no cuentan con el apoyo y la comprensión de sus familias y de toda la comunidad, se enfrentan a enormes dificultades para salir adelante.
Sobre la autora
Marta Moreiras (Compostela, 1981) es fotógrafa documental y periodista residente en Dakar (Senegal) desde 2015. Licenciada en Comunicación Audiovisual y con estudios en Filosofía, completa su formación en London College of Communication con un Máster en Fotografía Documental y Fotoperiodismo en 2009.
Residió en Londres durante 7 años, experiencia que transforma su percepción del mundo así como su forma de trabajar, desde entonces más colaborativa y experimental. Combina su trabajo de fotógrafa con la docencia e imparte talleres de fotografía participativa para la transformación social en Reino Unido, España y Senegal para personas con diversidad funcional, adolescentes en riesgo de exclusión, supervivientes a la trata de personas o fotógrafas africanas. Además de su labor periodística, desarrolla proyectos como experta en comunicación audiovisual con la FAO, OIM, ONUDC y la UE.
Su trabajo ha sido expuesto en Reino Unido, EE.UU., España, Portugal, Francia, Bélgica, Alemania, Argentina, Brasil, Marruecos, Kenia, Guinea Bissau y Senegal. Algunos de sus reportajes han sido publicados en El País, BBC, Der Spiegel, Euronews, Colors, Akzente Magazine, El Periódico, La Voz de Galicia, Luzes o El Salto, entre otros.
IG: @martamoreiras
X: @martamoreiras
Menores no acompañados. La mano que nadie sostiene.
Son niños. Y niñas. Solo eso. Por mucho que les desvistamos su infancia y les difuminemos bajo ese tan deshumanizador acrónimo MENA (menor extranjero no acompañado) no conseguiremos borrarlos.
Están ahí, llamando a la frontera sur de Europa. Calados después de nadar horas para enfrentarse a una comitiva de recepción nada acogedora. Retorciendo sus cuerpos hasta adaptase al angosto hueco que queda bajo un camión. Encaramados a una valla rematada con concertinas cual pequeños Cristos con su particular corona de espinas. Agazapados en el bosque. Concentrados en la escollera cuando cae la noche, al calor de un fuego improvisado. Solos. A cientos o miles de kilómetros de esa red de seguridad que es la familia. Perdiendo derechos o alejándose de la posibilidad de tenerlos a cada paso. Entre el sueño y la nada. Sin nadie, en definitiva, que sostenga su mano.
Sobre el autor
Fotógrafo de reconocida labor en los campos de la defensa del medio ambiente y los Derechos Humanos, vinculado profesionalmente a Greenpeace, Save the Children o Alianza para la Solidaridad.
Por su trabajo, se ha acercado en varias ocasiones a los menores no acompañados que llaman a la puerta de Europa en la frontera sur. Documentó el mayor campo de refugiados rohingyás en Bangladesh o la barbarie del matrimonio infantil en Sierra Leona. Posó su mirada en múltiples crisis humanitarias: Somalia, Níger, Moria (Lesbos), Macedonia, Serbia, Jordania, Turquía, Ucrania y Rumanía.
Varias veces premiado, destacan el Premio Rey de España de Periodismo, el Pictures of the Year International POYi o el Premio Ortega y Gasset. Fue, además, el único fotógrafo que accedió al interior del hospital de campaña en que se convirtió el IFEMA cuando apareció el COVID-19, en marzo del 2020 y la pandemia asolaba, asombraba y paralizaba el mundo entero.
Instagram: @Pedro_Armestre
X: @PedroArmestre
Pedro Armestre
Pedro Armestre
Menores no acompañados. La mano que nadie sostiene.
Son niños. Y niñas. Solo eso. Por mucho que les desvistamos su infancia y les difuminemos bajo ese tan deshumanizador acrónimo MENA (menor extranjero no acompañado) no conseguiremos borrarlos.
Están ahí, llamando a la frontera sur de Europa. Calados después de nadar horas para enfrentarse a una comitiva de recepción nada acogedora. Retorciendo sus cuerpos hasta adaptase al angosto hueco que queda bajo un camión. Encaramados a una valla rematada con concertinas cual pequeños Cristos con su particular corona de espinas. Agazapados en el bosque. Concentrados en la escollera cuando cae la noche, al calor de un fuego improvisado. Solos. A cientos o miles de kilómetros de esa red de seguridad que es la familia. Perdiendo derechos o alejándose de la posibilidad de tenerlos a cada paso. Entre el sueño y la nada. Sin nadie, en definitiva, que sostenga su mano.
Sobre el autor
Fotógrafo de reconocida labor en los campos de la defensa del medio ambiente y los Derechos Humanos, vinculado profesionalmente a Greenpeace, Save the Children o Alianza para la Solidaridad.
Por su trabajo, se ha acercado en varias ocasiones a los menores no acompañados que llaman a la puerta de Europa en la frontera sur. Documentó el mayor campo de refugiados rohingyás en Bangladesh o la barbarie del matrimonio infantil en Sierra Leona. Posó su mirada en múltiples crisis humanitarias: Somalia, Níger, Moria (Lesbos), Macedonia, Serbia, Jordania, Turquía, Ucrania y Rumanía.
Varias veces premiado, destacan el Premio Rey de España de Periodismo, el Pictures of the Year International POYi o el Premio Ortega y Gasset. Fue, además, el único fotógrafo que accedió al interior del hospital de campaña en que se convirtió el IFEMA cuando apareció el COVID-19, en marzo del 2020 y la pandemia asolaba, asombraba y paralizaba el mundo entero.
Instagram: @Pedro_Armestre
X: @PedroArmestre
Bruno Thevenin
Nos están apagando
‘Nos están apagando’ es un proyecto que comenzó a finales del año 2020 cuando la empresa
eléctrica Naturgy decidió cortar la luz a mas de 4.500 personas que habitan en el sector VI y V de la Cañada Real.
Se dice fácil y se sobrelleva mal. Cuando el 2 de octubre 2020 se apagaron las lámparas en un amplio sector de la Cañada Real Galiana nadie pensó que iba pasar tanto tiempo sin respuesta de las administraciones. Algunas mirando hacia otro lado porque no es de su competencia, otras poniendo sobre las sombras de un barrio precarizado el ojo de quien solo ve tierras para los futuros negocios de ladrillo y cemento.
Se fueron las vacaciones de invierno –nunca tan invierno– y unas fiestas navideñas de árboles apagados y sidras sin refrigerar. Filomena pareció despertar a una población madrileña hasta allí más dispuesta a señalar con su dedo criminalizador que a empatizar con la dramática situación que vivían 4.500 personas de los sectores 5 y 6 de la Cañada. En especial con esos 1.812 menores de edad que ni siquiera la intervención de organismos de Naciones Unidas ha sabido proteger.
Sobre el autor
Bruno Thevenin, fotoperiodista hispano francés afincado en Madrid. Terminada su formación en fotografía y periodismo, comenzó a trabajar para medios internacionales en varios zonas conflictivas del mundo.
En estos años se ha centrado en documentar conflictos político sociales, publicando en varias medios nacionales e internacionales. Desde el levantamiento de las tribus nativas en Dakota del Norte (Estados Unidos), pasando por los territorios ocupados en Cisjordania (Oriente Medio), los campamentos saharauis, la rutas migratorias en los Balcanes y en el mar Mediterráneo y la reciente guerra en Ucrania.
La mayor parte de su trabajo está centrada en Palestina, a dónde lleva viajando desde 2017, documentando el aumento de la violencia y la inseguridad en la región.
Su trabajo ha sido expuesto en varias ciudades del mundo y ha sido reconocido por certámenes internacionales.
Instagram: @bruno_thevenin
X: @BrunoThevenin
Educación secuestrada: Ucrania
La guerra no termina con el sonido final de una bala, un casquillo vacío en el suelo, una bandera que se alza. Las heridas abiertas escriben con sangre el futuro de millones de niños y sus efectos reverberan en el tiempo. El creciente ataque a las escuelas, la militarización de la infancia, el uso de centros docentes por los actores armados y el exilio ponen en riesgo a una generación perdida.
En Ucrania, miles de escuelas soportan el peso de la violencia, muchas de ellas dañadas o destruidas. Allí, la educación lleva bajo ataque desde que Rusia invadió Ucrania por primera vez en 2014. La invasión a gran escala en 2022 perturbó gravemente la educación de las niñas y los niños ucranianos, que ya sufrieron el cierre de escuelas por el Covid-19.
En 2018, en colaboración con la ONG Right to Education, pasé dos meses rastreando cómo la guerra afecta la infancia en Ucrania. Cuando esta se reavivó, en febrero de 2022, decidí regresar con el respaldo de The New York Times, France 24 y Unicef. Desde entonces, entre 2022 y 2023, he documentando los ataques a la educación en distintas ciudades del país. “Hijacked Education: Ukraine” es parte de un proyecto fotográfico iniciado en 2012, en el que documento los ataques a la educación y sus consecuencias en países como Pakistán, Siria, Afganistán, Nigeria, Nagorno Karabaj, Irak, Líbano, y Colombia.
Sobre el autor
Licenciado en Periodismo y con un postgraduado en Fotoperiodismo, Diego Ibarra Sánchez es un fotoperiodista aragonés afincado en Líbano desde 2014 y especializado en proyectos de largo recorrido. Es colaborador habitual de THE NEW YORK TIMES, empezando a trabajar con ellos en Pakistán en 2012, donde vivió durante 5 años. Ha cubierto la muerte de Bin Laden, las inundaciones de Pakistán, la caída del califato en Mosul, el genocidio Yazidí, la guerra de Ucrania o el renacer del ISIS en Siria. En septiembre de 2022 publicó su primer libro “The Phoenician Collapse“, una radiografía personal del descenso al caos de El Líbano.
Desde hace más de diez años trabaja para mostrar cómo afecta la guerra a la educación. Alejado de la adrenalina mediática, busca mostrar las consecuencias de la violencia, la resiliencia y el estoicismo de los protagonistas de sus historias para destacar, no sólo los estragos de la guerra sino la superación y esperanza de la supervivencia.
Ha recibido numerosos premios internacionales y expuesto en galerías americanas, europeas y asiáticas.
Instagram: @diego.ibarra.sanchez
Diego Ibarra
Diego Ibarra
Educación secuestrada: Ucrania
La guerra no termina con el sonido final de una bala, un casquillo vacío en el suelo, una bandera que se alza. Las heridas abiertas escriben con sangre el futuro de millones de niños y sus efectos reverberan en el tiempo. El creciente ataque a las escuelas, la militarización de la infancia, el uso de centros docentes por los actores armados y el exilio ponen en riesgo a una generación perdida.
En Ucrania, miles de escuelas soportan el peso de la violencia, muchas de ellas dañadas o destruidas. Allí, la educación lleva bajo ataque desde que Rusia invadió Ucrania por primera vez en 2014. La invasión a gran escala en 2022 perturbó gravemente la educación de las niñas y los niños ucranianos, que ya sufrieron el cierre de escuelas por el Covid-19.
En 2018, en colaboración con la ONG Right to Education, pasé dos meses rastreando cómo la guerra afecta la infancia en Ucrania. Cuando esta se reavivó, en febrero de 2022, decidí regresar con el respaldo de The New York Times, France 24 y Unicef. Desde entonces, entre 2022 y 2023, he documentando los ataques a la educación en distintas ciudades del país. “Hijacked Education: Ukraine” es parte de un proyecto fotográfico iniciado en 2012, en el que documento los ataques a la educación y sus consecuencias en países como Pakistán, Siria, Afganistán, Nigeria, Nagorno Karabaj, Irak, Líbano, y Colombia.
Sobre el autor
Licenciado en Periodismo y con un postgraduado en Fotoperiodismo, Diego Ibarra Sánchez es un fotoperiodista aragonés afincado en Líbano desde 2014 y especializado en proyectos de largo recorrido. Es colaborador habitual de THE NEW YORK TIMES, empezando a trabajar con ellos en Pakistán en 2012, donde vivió durante 5 años. Ha cubierto la muerte de Bin Laden, las inundaciones de Pakistán, la caída del califato en Mosul, el genocidio Yazidí, la guerra de Ucrania o el renacer del ISIS en Siria. En septiembre de 2022 publicó su primer libro “The Phoenician Collapse“, una radiografía personal del descenso al caos de El Líbano.
Desde hace más de diez años trabaja para mostrar cómo afecta la guerra a la educación. Alejado de la adrenalina mediática, busca mostrar las consecuencias de la violencia, la resiliencia y el estoicismo de los protagonistas de sus historias para destacar, no sólo los estragos de la guerra sino la superación y esperanza de la supervivencia.
Ha recibido numerosos premios internacionales y expuesto en galerías americanas, europeas y asiáticas.
Instagram: @diego.ibarra.sanchez
Vincent Tremeau
Un día lo haré
“Un día lo haré” (“One Day I Will”, ODIW) es una iniciativa artística del fotógrafo Vincent Tremeau, con la que captura las aspiraciones de la infancia y juventud en zonas de crisis. En las fotos, niños y niñas aparecen con la vestimenta de sus profesiones soñadas, ofreciendo una ventana a sus esperanzas a pesar de sus circunstancias difíciles. El proyecto, documentado en zonas devastadas por conflictos y desastres naturales, muestra la resiliencia y los sueños de la infancia y la juventud. Exhibido a nivel mundial y reconocido por medios prestigiosos como National Geographic y CNN, enfatiza la fuerza del espíritu humano y el papel de la fotografía en el fomento de la empatía.
La iniciativa se ha transformado en una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es transformar estos sueños en realidad. Se trata de empoderar a estos niños y niñas a través de la educación, la formación, los proyectos artísticos comunitarios y la conciencia global. Dirigida a la infancia y juventud afectada por conflictos, pobreza y desastres, la organización quiere proporcionar las herramientas necesarias para lograr sus ambiciones. y se mantiene gracias a donaciones y el apoyo de asociaciones que se esfuerzan por crear un futuro mejor para niños y niñas que viven en la sombra de la crisis, a través de la concienciación, la educación y el apoyo directo.
Sobre el autor
Fotógrafo francés. Licenciado en Derecho, ha realizado varias misiones como trabajador humanitario en países afectados por crisis. Desde 2014, Vicent Tremeau trabaja como fotógrafo independiente, documentando varias crisis humanitarias en África, Asia, Medio Oriente y América Latina.
Instagram: @vtremeau
X: @VincentTremeau